Un jardín en botella, también conocido como jardín eterno o terrario cerrado, es un pequeño ecosistema autosuficiente creado dentro de un recipiente de vidrio sellado, como una botella o un frasco.
Se compone de plantas, sustrato, piedras y, en algunos casos, microorganismos que mantienen un ciclo de vida estable con muy poca intervención humana.
Este tipo de terrario funciona replicando los ciclos naturales del agua, el oxígeno y los nutrientes, permitiendo que las plantas sobrevivan con un mantenimiento mínimo o incluso sin intervención humana durante años.
Gracias a la condensación y evaporación del agua dentro del frasco, el ecosistema se autorregula, creando un ambiente ideal para el crecimiento de las plantas en su interior.
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